Hace casi dos meses que no escribo en el blog, y es que se me habían quitado hasta las ganas después de todo lo que he pasado desde el último post que escribí. Tendría para haber contado muchas cosas, pero la falta de conexión a Internet unido al poco tiempo libre que tenía me hizo abandonar este blog. Pero hoy me he decidido, comenzaré por el principio.
Tal día como un 16 de Junio llegué a Lanzarote con mi maleta cargada de 20 kilos de ropa veraniega + una bolsa con un portátil. En el aeropuerto de Arrecife (capital de Lanzarote) me recogían Dani (uno de los jefes de la empresa de animación) y Pier (2º jefe del equipo de animación) para llevarme al Barceló Lanzarote, donde pasaría mi verano como animador. El hotel era enorme, el equipo de animación era bastante grande y en este hotel se estaba realizando un nuevo proyecto con días temáticos y diferentes actividades que cambiaban cada 15 días. Por lo que la primera reacción que me vino fue miedo, sentía que todo aquello me sobrepasaba un poco.
Los días fueron transcurriendo y cada vez iba estando peor, el horario tan partido me mataba, levantarse a las 09:30 y no terminar de trabajar hasta las 00:00. Vale, si, teníamos descansos pero al principio te descoloca y parece que estás trabajando 24 horas al día. Además, para despejarnos podíamos ir a tomarnos algo después de la jornada laboral al bar que estaba pegado al Hotel - y es que no había mucho más, por no decir nada- y terminabas a las 02:00 yendo hacia tu habitación. Así cada día, hasta que me fui acostumbrando.
Los días transcurrían con normalidad, acabé habituándome a la rutina y ya no me parecía tan malo como al principio, simplemente dejaba que pasaran los días. Fui conociendo poco a poco a mis compañeros y, con algunos más que con otros, me llevaba muy bien. Peeeeero llegó un día fatídico en el que aterrizó en el hotel el jefe de la empresa de animación, Ángel, y esa misma mañana me hicieron una prueba de baile (a pesar de que yo ya había hecho varios espectáculos) sin yo saberlo, pretendían que me aprendiera los shows muy rápido y, lógicamente, no podía aprenderme un show en 1 hora. Cuando digo un show me refiero a un espectáculo de una hora y media con varias actuaciones y bailes diferentes.
El resultado: esa noche me sentó la coreógrafa, Gloria (muy maja) con Ángel para decirme que probablemente me cambiarían de Hotel y de Isla, pues aunque trabajaba bien, necesitaban una persona que aprendiera los bailes muy rápido. La isla que me dijeron fue MALLORCA. Al oír eso mi felicitad aumentó por 1000, solo sabiendo que me mandaban a Mallorca y my friend Iván estaba allí. No dejaba de pensar en lo bien que lo pasaría y que todo iría mucho mejor.
Pero el destino me reservaba algo mucho peor...algo que me hizo definitivamente volverme a Madrid. Pero eso será algo que contaré en la siguiente entrada.
Os dejo un video de muestra de cómo bailábamos en la piscina el Club Dance de las 10:30 y de la 13:00, casa día.
XOXO